Es una escritora marroquí nacida en Fez en 1940. Estudió Ciencias Políticas y fue becada por la Sorbona para un doctorado en la universidad de Brandeis, Estados Unidos. Historiadora, ensayista, doctora en sociología y profesora en la Universidad Mohamed V de Rabat. Es una de las intelectuales marroquíes más conocidas en Europa, destacando por su defensa de los derechos de la mujer y ser una autoridad mundial en estudios de El Corán. En la actualidad se interesa por la influencia de las nuevas tecnologías de la comunicación en el nacimiento de la sociedad civil en el mundo árabe.
Entre sus obras destacan Sexo, ideología e Islam 1975, El harén político: el profeta y las mujeres, 1987 [hay una edición española: Guadarrama, ediciones del oriente y del mediterráneo,1999], que es un estudio histórico donde narra el importante papel de las esposas de Mahoma, Sultanas olvidadas 1990 [hay una edición española en El Aleph Editores, 1996], Marruecos a través de las mujeres 1991[6ª edición española de ediciones del oriente y del mediterráneo, 2007], consistente en una serie de entrevistas a campesinas, videntes, obreras y sirvientas; y especialmente El hilo de Penélope 2004, donde nos muestra un Marruecos que avanza hacia la modernización, tanto tecnológica como social, sin olvidar sus costumbres ancestrales. Otras obras: El miedo a la modernidad: islam y democracia [ediciones del oriente y del mediterráneo, 2007], obra en la que hace un penetrante análisis del nuevo orden mundial impuesto tras la Guerra del Golfo;Aixa y el hijo del rey o ¿quién puede más el hombre o la mujer? [ediciones del oriente y del mediterráneo, 1990], delicioso cuento popular marroquí en clave feminista; Sueños en el Umbral: Memorias de una niña del harén (El Aleph Editores, 1996), La mujer en la otra orilla.
Mernissi defiende un
concepto humanista donde las mujeres tienen que asumir su papel luchando con la
palabra, el arma principal para lograr la igualdad y hacer la revolución. En 2003 recibió el Premio Príncipe de
Asturias de las Letras, junto a Susan Sontag.
El harén político (fragmento) " El Profeta era famoso por su increíble capacidad de dominarse. Nunca actuaba sin pensárselo bien, reflexionaba días enteros cuando estaba confrontado a un problema, y la gente estaba acostumbrada a esa lentitud de reflexión. Captar el problema y reflexionar sobre él antes de tomar ninguna decisión constituían los rasgos de carácter que le permitieron sobrevivir y comunicarse con una sociedad de costumbres violentas. La impresión dominante que se desprende de su retrato «oficial», tal y como aparece en los libros de historia, es la de un hombre dulce y tímido. " |
La infancia de Mernissi son recuerdos de un patio cuadrado rodeado
de columnas de mármol y azulejos y con una fuente en el centro. Cuatro enormes
salones se abrían a este espacio: el de su familia, el de la abuela paterna, el
de sus tíos y sus siete primos y, por último, la sala donde los hombres comían,
escuchaban las noticias en la radio, cerraban negocios y jugaban a las cartas.
En el piso superior habitaban las tías divorciadas y viudas con sus hijos. Todas
las ventanas se abrían al patio. Ninguna daba a la calle.
Fátima Mernissi
En esta amplia vivienda cerrada al exterior no había eunucos ni
esclavos ni bellas mujeres reclinadas voluptuosamente: el harén imperial otomano
que ha llegado a Occidente a través de la pintura y las películas desapareció en
1909. En su lugar quedó el harén doméstico como el que Fátima Mernissi vivió en
su infancia y describió más tarde en Sueños en el umbral. Memorias de una
niña del harén (1994), su única obra narrativa y una de las más aclamadas
por la crítica internacional.
Hija y nieta de mujeres analfabetas, Fátima Mernissi habló sólo
árabe hasta los veinte años. Decidida a traspasar, entre otras, la barrera del
idioma, no sólo aprendió varias lenguas sino que casi nunca ha escrito en la
propia. Hasta la guerra del golfo Pérsico, en 1991, escribió en francés. Desde
entonces, con un sentido pragmático, lo hace en inglés.
Mernissi se licenció en ciencias políticas en Marruecos y
prosiguió sus estudios con una beca en la Universidad de la Sorbona, en París.
Más tarde, obtuvo el doctorado en sociología en la Universidad de Brandeis
(Estados Unidos) y, de vuelta a su país, pasó a ejercer de profesora en la
Universidad de Mohamed V de Rabat y se dedicó a la investigación en el Centre
Universitaire de la Recherche Scientifique de la capital marroquí. También en
esa ciudad dirigía un Taller de Escritura.
Defensora de los derechos de la mujer
Al regresar a Marruecos en los años setenta tras haber completado
sus estudios en el extranjero, Mernissi se dio cuenta de que, más que
convertirse en experta en su trabajo, lo que necesitaba primero era defender sus
derechos a estar plenamente en ese trabajo, y para ello tuvo que volver a
revisar los textos coránicos.
Tras un minucioso estudio de las diferentes versiones del Corán,
Mernissi lanzó su más célebre afirmación: el profeta Mahoma había sido un hombre
feminista y muy progresista para su época, y no fue él, sino otros hombres,
quienes empezaron a considerar a las mujeres como personas de segunda clase.
Escribió El harén político con estas teorías, enfureció al régimen y el
libro se convirtió en el único libro prohibido en Marruecos (todavía hoy),
aunque en otros países musulmanes, como en Siria, obtuvo gran éxito.
El velo y la elite masculina, publicado en 1987, fue otro
de sus estudios censurados en Marruecos y en algunos países musulmanes. La
socióloga marroquí fue también una de las primeras en decir públicamente que la
educación de la mujer en los países en vías de desarrollo es el mejor
anticonceptivo existente.
Suyo es uno de los primeros estudios realizados a principios de
los años ochenta en el que se demostraba científicamente la correlación entre la
alfabetización de la mujer y el índice de la natalidad. En Marruecos, por
ejemplo, y tal como ella misma explica en su libro Marruecos a través de sus
mujeres, de cinco hijos en las mujeres no alfabetizadas se pasa a dos en las
alfabetizadas. Sus investigaciones en este sentido han sido de gran utilidad
para las comisiones especializadas de las Naciones Unidas.
En otro de sus libros traducidos en España, El poder olvidado.
Las mujeres ante un islam en cambio, recopiló una serie de artículos
escritos en los años ochenta y principios de los noventa que intentaban
responder, desde diferentes ángulos, a la pregunta que la obsesionaba por aquel
entonces: ¿por qué los Estados árabes son tan hostiles a las mujeres? ¿Por qué
no las pueden ver como fuerza motriz del progreso? «No comprendí el misterio de
la hostilidad estatal hacia la mujer -afirmó en una ocasión- hasta que estalló
la guerra del golfo Pérsico. Fue entonces cuando se vio claramente que no se
trataba de una guerra contra la feminidad sino de una guerra contra la
democracia.»
Luchadora infatigable
Mernissi compagina sus múltiples actividades en Marruecos con su
trabajo como escritora y las incontables invitaciones que recibe de todo el
mundo para dar conferencias y presentar sus libros (toda su extensa obra ha sido
traducida a varios idiomas y muchos de sus títulos son textos obligatorios en el
ámbito universitario).
Su entusiasmo, como su risa, es una de sus características más
destacadas. Tiene una extraña capacidad para tomárselo todo con imbatible ánimo,
para convertir una derrota en un triunfo. Como, por ejemplo, el tema de su
imagen. Fátima procura no salir en televisión y pocas veces se deja retratar en
los periódicos y las revistas de manera que su rostro sea reconocible:
acostumbra a ponerse un pañuelo o a taparse un ojo o la boca o alguna parte de
la cara.
Sin duda, ésta es una medida de prudencia más que necesaria para
los tiempos que corren. Pero Fátima se niega a admitir esa limitación de su
libertad, el reconocimiento de la presión de los integristas musulmanes, y
prefiere decir que le gusta mantener el anonimato para poder investigar mejor y
no ser reconocida por la calle y que al retratarse así está construyendo un
símbolo de la situación de la mujer árabe, que no es del todo libre para hablar,
ver y ser, a la vez que convierte sus retratos en una parte más de su lucha y de
su mensaje.
En septiembre de 2003 visitó Barcelona, donde, invitada por el
ayuntamiento, leyó el pregón de las Fiestas de la Mercè, que tituló «El cowboy o
Simbad. ¿Quién vencerá en la globalización?». Un mes más tarde, recibía en
Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras junto con la escritora
estadounidense Susan Sontag. Para ella, el hecho de compartir el premio con
Sontag era todo un símbolo de diálogo entre civilizaciones. Coincidiendo con la
entrega del galardón, llegó a Oviedo una caravana cívica en la que participaron
ex presos políticos y artistas; para la ocasión, Mernissi escribió el libro
Los Simbads marroquíes. Guía para turistas cívicos.
Su incansable activismo, el rigor extremo de sus estudios sobre el
Corán y la originalidad de sus tesis feministas han convertido a Fátima Mernissi
en una de las más importantes intelectuales del mundo árabe. Autora de obras de
referencia como Sexo, ideología e islam (1975) o Sultanas
olvidadas (1990), que han sido traducidas a una veintena de lenguas, a
diferencia de la mayor parte de sus colegas de los países musulmanes, no vive en
el exilio sino en Rabat.
Fátima Mernissi no se ha casado nunca y no tiene hijos, aunque a
sus sesenta y tres años, convertida en una intelectual de prestigio
internacional, reconoce que por primera vez le gustaría frenar un poco su
actividad inagotable y encontrar a alguien con quien compartir su vida. De
momento, ella no para, mientras desde Estados Unidos su agente literaria y
secretaria personal, Edite Kroll, atiende las veinticuatro horas del día a
cuantos desean invitar, traducir o entrevistar a esta mujer infatigable, a
caballo entre Oriente y Occidente, entre la tradición y la modernidad.
Fatima Mernissi y el poeta Abdalá Zrika en un acto en Rabat en 1988. Archivo fotográfico de Domingo del Pino
Las librerías marroquíes acaban de presentar el libro de la socióloga Fátima Mernissi Cheherezade no es marroquí, de lo contrario sería asalariada, que ha tenido un importante éxito. Las más “progres” de estas librerías han organizado debates sobre la obra de Mernissi, que han tenido lugar la mayoría de las veces en garajes y cuartos trasteros, los espacios por donde se mueve hoy en Marruecos la cultura viva.
Fatima vivió hasta los 15 años en un harén “fassi” poco después de aquellos años en que los sultanes anunciaban su proverbial hospitalidad colgando las cabezas de bribones y ladronzuelos, enemigos y a veces amigos, en las puertas de entrada a la ciudad.
Fatima Mernissi con su primer Mac de 158 Kb, en su casa de Rabat en 1988. Archivo fotográfico de Domingo del Pino
Mernissi ha escrito Beyond the Veil (Detrás del Velo), publicado en Boston en 1975 y traducido al francés en 1983 con el título de Sexo, Ideología e IsIam. En 1984 publicó Marruecos contado por sus mujeres y en 1987 EI Harén Político, prohibido por presión de los ulemas (doctores en religión).
La autora confiesa su sorpresa por tal prohibición. “No creí que eso pudiera ocurrir en Marruecos en 1987; los ulemas llegaron a escribir que quién era yo, una mujer, para leer al historiador Tabarí”. En su opinión, el mundo musulmán debe someterse a un psicoanálisis colectivo porque, aunque “rechaza a Freud por ser judío, nosotros necesitamos ese proceso desintegrador que supone el psicoanálisis para forjarnos una nueva identidad”.
La socióloga marroquí habló también del recrudecimiento de la violencia en todas partes, especialmente en los países árabes, que compran el 40 por ciento de las armas que se venden en el mundo. Para Mernissi, “ese fetichismo del arma, utilizada además para matarse entre si, forma parte de esa decisión inconsciente de autodestrucción. Yo creo que va a llegar, que vivimos ya, en una etapa de autodestrucción colectiva. Las violencias de ese tipo ya emergen en Irán y Líbano”.
La autora de Cheherezade hizo hincapié en que lo que impide la liberación de la mujer musulmana es lo mismo que frena la del hombre: “en el mundo musulmán la mujer no tiene derechos o no participa en las decisiones políticas porque el hombre tampoco participa”.
Además, y a juicio de Mernissi, “a escala mundial el hombre musulmán no tiene poder. Por eso compra armas, porque en esa situación “femenina” internacional su problemática es la del poder”. El problema se agrava porque “ahora los integristas intentan regresar al primer siglo del Islam, son incapaces de vivir en una situación de igualdad con la mujer, y afirman que esa igualdad es una cuestión de Occidente y, por lo tanto, rechazable”.
“Para justificarse”, señala, “dicen que Occidente está en decadencia, aplastado por enfermedades sexuales como el SIDA y lleno de homosexuales que no pueden tener hijos”.
Fátima Mernissi puso a Japón como ejemplo de progreso al señalar que el llamado “milagro” japonés consistió en que el país, precisamente bajo el dominio de los Meijis, tuvo el valer de decidirse a aprender de Occidente. No así el mundo árabe: “Nosotros rechazamos a Occidente. Estamos inmersos en una modorra general, y el marroquí, en particular, está muy satisfecho consigo mismo”.
Tan satisfecho, recalcó Mernissí, que se dice: “tenemos buena cocina y un país bello”. Pero la socióloga dijo que está “harta de ese retórica” y agregó que, “por nuestra negligencia hacia lo que ocurre en el mundo exterior, estamos como a principios de siglo”.
Más aún, Fátima Mernissi afirmó que “miramos a la Comunidad Económica Europea porque es un mercado cerrado, pero no comprenden (las autoridades) que lo que hoy se plantea es la formación profesional y la educación, adquirir conocimientos tecnológicos”. “Con la revolución industrial llevábamos 200 ó 300 años de retraso, pero el ordenador puede liberarnos” concluyó Mernissi.
Entrevista a Fatima Mernissi: Del harén al ordenador
Marruecos lleva 200 años de retraso con la revolución industrial, pero el ordenador nos permite recuperar ese tiempo perdido
Domingo del Pino.EFE, 23 de Julio de 1988
Fatima Mernissi y el poeta Abdalá Zrika en un acto en Rabat en 1988. Archivo fotográfico de Domingo del Pino
Las librerías marroquíes acaban de presentar el libro de la socióloga Fátima Mernissi Cheherezade no es marroquí, de lo contrario sería asalariada, que ha tenido un importante éxito. Las más “progres” de estas librerías han organizado debates sobre la obra de Mernissi, que han tenido lugar la mayoría de las veces en garajes y cuartos trasteros, los espacios por donde se mueve hoy en Marruecos la cultura viva.
Fátima Merníssi, que ha consagrado su vida a poner en evidencia
la triste condición de la mujer musulmana, afirma que “Cherezade” está escrito
de manera que pueda leerlo cualquier mujer con sólo tres años de escolaridad. Su
mensaje es claro, dice: “Dejad de lamentar vuestra suerte, la mujer es hoy una
fuerza; ella es la que hace funcionar la economía de Marruecos en muchos
sectores que se paralizarían sí nos devuelven a los hogares, como proponen
algunos insensatos para remediar la crisis económica y el paro”.
Fátima Mernissi nació hace 48 años en Fez, exactamente a 500 metros de la
famosa universidad religiosa de la Qarauin, “reserva espiritual” de Marruecos y
del mundo musulmán. Su abuela Lalla Yasmina fue raptada en 1903, a pocos metros
de su casa, y vendida en Dar Benkirán, uno de los más importantes mercados de
esclavos de la ciudad. La compró un carnicero llamado Tazi que tuvo con ella
varios hijos, entre ellos a Yadduy, la madre de Fátima Mernissi.Fatima vivió hasta los 15 años en un harén “fassi” poco después de aquellos años en que los sultanes anunciaban su proverbial hospitalidad colgando las cabezas de bribones y ladronzuelos, enemigos y a veces amigos, en las puertas de entrada a la ciudad.
Fatima Mernissi con su primer Mac de 158 Kb, en su casa de Rabat en 1988. Archivo fotográfico de Domingo del Pino
Mernissi ha escrito Beyond the Veil (Detrás del Velo), publicado en Boston en 1975 y traducido al francés en 1983 con el título de Sexo, Ideología e IsIam. En 1984 publicó Marruecos contado por sus mujeres y en 1987 EI Harén Político, prohibido por presión de los ulemas (doctores en religión).
La autora confiesa su sorpresa por tal prohibición. “No creí que eso pudiera ocurrir en Marruecos en 1987; los ulemas llegaron a escribir que quién era yo, una mujer, para leer al historiador Tabarí”. En su opinión, el mundo musulmán debe someterse a un psicoanálisis colectivo porque, aunque “rechaza a Freud por ser judío, nosotros necesitamos ese proceso desintegrador que supone el psicoanálisis para forjarnos una nueva identidad”.
La socióloga marroquí habló también del recrudecimiento de la violencia en todas partes, especialmente en los países árabes, que compran el 40 por ciento de las armas que se venden en el mundo. Para Mernissi, “ese fetichismo del arma, utilizada además para matarse entre si, forma parte de esa decisión inconsciente de autodestrucción. Yo creo que va a llegar, que vivimos ya, en una etapa de autodestrucción colectiva. Las violencias de ese tipo ya emergen en Irán y Líbano”.
La autora de Cheherezade hizo hincapié en que lo que impide la liberación de la mujer musulmana es lo mismo que frena la del hombre: “en el mundo musulmán la mujer no tiene derechos o no participa en las decisiones políticas porque el hombre tampoco participa”.
Además, y a juicio de Mernissi, “a escala mundial el hombre musulmán no tiene poder. Por eso compra armas, porque en esa situación “femenina” internacional su problemática es la del poder”. El problema se agrava porque “ahora los integristas intentan regresar al primer siglo del Islam, son incapaces de vivir en una situación de igualdad con la mujer, y afirman que esa igualdad es una cuestión de Occidente y, por lo tanto, rechazable”.
“Para justificarse”, señala, “dicen que Occidente está en decadencia, aplastado por enfermedades sexuales como el SIDA y lleno de homosexuales que no pueden tener hijos”.
Fátima Mernissi puso a Japón como ejemplo de progreso al señalar que el llamado “milagro” japonés consistió en que el país, precisamente bajo el dominio de los Meijis, tuvo el valer de decidirse a aprender de Occidente. No así el mundo árabe: “Nosotros rechazamos a Occidente. Estamos inmersos en una modorra general, y el marroquí, en particular, está muy satisfecho consigo mismo”.
Tan satisfecho, recalcó Mernissí, que se dice: “tenemos buena cocina y un país bello”. Pero la socióloga dijo que está “harta de ese retórica” y agregó que, “por nuestra negligencia hacia lo que ocurre en el mundo exterior, estamos como a principios de siglo”.
Más aún, Fátima Mernissi afirmó que “miramos a la Comunidad Económica Europea porque es un mercado cerrado, pero no comprenden (las autoridades) que lo que hoy se plantea es la formación profesional y la educación, adquirir conocimientos tecnológicos”. “Con la revolución industrial llevábamos 200 ó 300 años de retraso, pero el ordenador puede liberarnos” concluyó Mernissi.
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