martes, 29 de mayo de 2012

HANAN AL-SHAYKH




Nació en Beirut, estudió en El Cairo, vivió en Arabia Saudita y actualmente vive en Londres. Su vasta producción tiene como temas principales el rol de las mujeres en la sociedad, la relación entre los sexos, el matrimonio. De sus novelas Beirut Blues, una novela epistolar, construida sobre diez cartas escritas durante la guerra civil del Líbano por Asmahan, una mujer musulmana, que habla a personas y lugares. Son cartas que reflejan la desesperación de un pueblo pero también la resistencia de su espíritu y su esperanza . Su obra literaria ha sido traducida en dieciseis idiomas. Sus novelas han publicado gran indignación y han sido prohibidas en muchos países arabes porque denuncian una sociedad cerrada y tradicional, la opresión sexual de las mujeres, los tabúes religiosos y la política.

Obras:
Suicide of a Dead Man, 1970
The Devil's Horse, 1975
The Story of Zahra, 1980
The Persian Carpet in Arabic Short Stories, 1983
Scent of a Gazelle, 1988
Mail from Beirut, 1992
I Sweep the Sun Off Rooftops, 1994





1.

Un día encontré la palabra Dios y me pareció increíble llegar a comprender algo en un libro que no fuera El Corán. Cuando por fin fui capaz de leer todo lo que leía mi primo, estudiar lo mismo
que él estudiaba y escribir lo que él escribía, las lágrimas que derramaba todas las mañanas al ir a clase de religión se transformaron en una placentera sensación de agradecimiento.


Fragmento de Mujeres de arena y mirra, de Hanan Al Shaykh






2.



Me escondía porque era mujer y estaba trabajando, y sin embargo ahí afuera había grandes ciudades y estaciones espaciales; en una sala blanca y limpia, el producto de la eyaculación solitaria de un hombre podía descargarse en una mujer estéril, incluso podías ver el feto en el útero de la mujer por televisión; había conciertos, público aplaudiendo, risa, llanto, multitudes en continuo movimiento, huracanes, colegios, bares nocturnos, ermitaños en sus cuevas…


Extracto de Mujeres de arena y mirra, de Hanan Al Shaykh


3.


Al principio me sorprendió que la esposa de Amer, que era extranjera, me ofreciese este trabajo, y eso fue tan asombroso como descubrir que me gustaba. Me licencié en Empresariales en la Universidad Americana de Beirut, pero nadie quiso contratarme aparte de ella. Todo el mundo tenía miedo de la ley, las redadas y las represalias. Incluso mi marido prefirió olvidar su promesa de encontrarme trabajo, cuando comprendió cómo iban las cosas en este país.


Extracto de Mujeres de arena y mirra,  de Hanan Al Shaykh




4.


Aprender el Corán de memoria con la profesora de religión no lo era todo. También aprendería inglés para responder a quien se dirigiera a mí. No sabía pronunciar correctamente ni una sola palabra, ni siquiera sabía escribir correctamente en mi propia lengua. Me imaginé delante del televisor explicándole a Batul, a mi tía y a mi madre qué era lo que en realidad pasaba en las películas extranjeras: la mujer que míster Rochester mantenía encerrada en Jane Eyre era su esposa desequilibrada, no su madre.


Extracto de Mujeres de arena y mirra de Hanan Al Shaykh


5.


Saleh no se divorciaría, temía por su honor y respetabilidad ante mi familia y la sociedad. Pero poco después de llegar descubrí que mi pasaporte había desaparecido. Era mi objeto más preciado, lo guardaba como a mi propia vida, era mi oxígeno. Me sabía su color, forma y número de memoria. Era el único objeto que escondía, lo tenía envuelto en una bolsa de plástico y encerrado en una caja fuerte, lo demás me daba igual.



Extracto de Mujeres de arena y mirra, de Hanan Al Shaykh




6.



¿Sabes lo que más me molesta de este país? … Los muros ahogando a todo el mundo.


Vi a varios hombres por la calle y sólo a una mujer, vestida de negro; me recordó a cierto tipo de escarabajos que hacen un ruido muy especial con su cuerpo cuando necesitan aparearse. 










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